lunes, 5 de mayo de 2008

Viejo amor


¿Qué hace un viejo, cuando una bella muchacha le sonríe en la
faz del corazón?

¿Qué debería hacer un viejo cuando recuerda esa palabra amor,
que aprendió a olvidar tanto años atrás?

¿Cómo no cerrar los ojos para dedicarme únicamente a
recordarla?

¿Cómo no peinarme con esmero y dedicación, vestirme con mi
mejor saco de cuero, y usar mi mejor perfume para ir al
café, porque hoy es sábado e irá a buscarme, y leerá mis
libros, y escucharé a sus labios decir mi nombre?

¿Cómo no pensar en que también me recuerda antes de dormir, y
que sonríe por mí al despertar, aunque sepa que no es verdad?

¿Cómo no desear que Anna se escriba junto a Carlos, y que no sea
solamente en el libro que le dediqué?

¿Cómo no querer regresar a los 20?

¿Cómo no desear besarla, con sus cabellos ondulados en mis
manos, y su apasionante dulzura de mujer en la yema de los
dedos?

¿Cómo no ser un viejo enamorado, de una preciosa jovencita
vestida de azul?

5 comentarios:

Ana Mónica Vílchez Zavala dijo...
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Carlos A. Bernal dijo...
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Anónimo dijo...

Qué linda novia tiene, don Carlos. A una edad tan avanzada como la nuestra una compañía así sería el mejor tónico contra la soledad, la abulia y el reuma... Sucede que el corazón de un viejo como usted(y como yo) suele estar comido por la paciencia y los sueños cumplidos, pero -he aquí nuestra diferencia- usted comparte el corazón con una jovencita tan agradable como Anita Azul. Lo felicito. Larga vida a la Reina.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

còmo no era un viejito???